¿Por dónde empezamos a transformar una casa en nuestro hogar?

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¿Qué hacemos cuando nuestra casa está vacía o cuando la decoración que tenemos ya no nos representa? Esos son momentos en donde nos encontramos sin saber bien por dónde arrancar, ¿no?

Me pareció un buen tema para volver a escribir en el blog después de un año, porque muchas personas llegan hasta acá precisamente por eso: no saber por dónde empezar.

Estoy segura que más de uno vivió esa situación. Querer una casa que nos haga sentir a gusto y que invite a ser disfrutada es algo que la mayoría quiere y necesita. 

Creo que antes de empezar es súper importante y tomar como mantra que: cada casa es un mundo y todo lo que vemos en blogs, revistas y redes sociales tiene un detrás de escena. Los hogares viven con nosotros. Aceptemos y disfrutemos el proceso de armarlo en base a nuestro gusto y presupuesto. Aprendamos a vivirlo con su orden y desorden cotidiano.  

Ahora sí, ¿empezamos?

A la hora de pensar nuestro hogar es importante ver qué queremos y necesitamos de él. ¿Queremos un ambiente alegre o uno calmo? ¿Algo más moderno o con cierto estilo clásico? ¿Elegancia o informalidad? ¿Que sea punto de reunión o algo más nuestro, más privado? Nuestro hogar debe ser un reflejo de nuestros sentimientos, gustos y estilos de vida.

Conseguir un estilo que hable de nosotros o dejarnos encontrar por ese estilo que nos representa parece una tarea difícil pero existen ciertos truquitos para poder llegar al objetivo. Vamos por puntos:

  1. Todo es inspiración.

Buscar inspiración en Pinterest, Instagram, blogs y revistas. Informarnos sobre estilos vigentes y de otras épocas, diseños de muebles, materiales y estampas. Ver catálogos de marcas locales y también extranjeras. Y con todo eso armar tableros o un moodboard (¡esta es mi favorita!) con fotos de las cosas que nos generan algo lindo. Puede ser un ambiente completo como también detalles de telas, estampados, colores, terminaciones, plantas, paisajes, fotografías, hasta detalles de películas o recuerdos de viajes. La idea es tener todo conviviendo en un mismo “espacio” para poder acomodar a nuestro gusto antes de empezar con el proyecto tangible. La clave está en probar y probar. 

  1. Lápiz y papel.

Tomá nota de todo lo que te gustó y destacá eso que te llamó más la atención del estilo o mueble. Todo eso nos va a ayudar a conocer en profundidad nuestros gustos. Pero no te desesperes encontrando un estilo, nuestros gustos con el tiempo van mutando y no está mal que elijas varios. Podemos combinarlos intentando buscar puntos en común y tomarlos como referente para decorar o directamente elegir el estilo según el ambiente. ¡Tu casa, tu elección!

  1. Definir una paleta de colores.

Un poco lo vas a ver plasmado en el moodboard pero una forma muy cercana para definir la paleta es ver nuestras prendas de ropa favoritas, las flores que más nos gustan o los paisajes que nos apasionan. Muchas veces eso que queremos ver en nuestros hogares está ahí, en nuestro cotidiano. Con elegir 3 o 4 colores basta. Pensemos que dos de ellos seguro vayan a tener más protagonismo y los demás serán complemento. 

  1. Manos a la obra.

Con estos pasos claros llegó el momento de aplicarlos. Para eso es importante analizar los detalles de tu hogar. Los ambientes grandes nos permiten jugar con figuras más cargadas, materiales más pesados y tonos más oscuros. Los ambientes sin mucha luz natural nos pedirán colores más claros, paredes luminosas y materiales más livianos. Acá hay que empezar a ser un poco más flexibles y pensar en soluciones que nos permitan llevar a nuestra realidad eso que nos gusta.

  1. Listita.

Hace un inventario de todo lo que ya tenes. De eso marcá lo que se queda, lo que se va porque no te gusta o está roto, y lo que se queda pero renovándolo. Por otro lado anotá los básicos que no pueden faltar, siempre priorizando los de mayor volumen: un sofá y una mesa baja para el living son un must. En el comedor una mesa, sillas y seguro una lámpara para dar luz directa.

  1. Presupuesto real y sincero.

Diría que esto es lo que muchas veces nos frena. A veces la plata no nos alcanza para TODO lo que queremos y nos detenemos ante esa realidad. Por esto está bueno priorizar lo que necesitamos más rápido.

¡Ojo! No caigamos en ofertas de cosas que no necesitamos. Comprar todo junto no es lo mejor, es importante que vayamos viviendo nuestro espacio, viendo qué otras cosas nos va pidiendo el día a día. Comparar precios y productos, buscar oportunidades. Ir de a poquito y no comprar por comprar nos deja tiempo para disfrutar del proceso y también evita realizar compras innecesarias. A su vez es un gran método para ir ahorrando o pagando en cuotas.

  1. Algo viejo, algo heredado, algo nuevo.

Ahora ya podemos tener un poco más en claro nuestros próximos pasos para empezar a darle vida a todo eso que fuimos pensando. No siempre es necesario comprar, muchas veces se puede transformar eso que tenemos. Un sofá se puede retapizar o poner una funda, a un mueble se le puede lavar la madera o pintar de color. Solo basta con mirarlo con otros ojos.

En el caso de necesitar mobiliario u objetos, hay tres opciones: nuevo, usado, heredado. 

-Si la idea es ir por algo nuevo podemos buscar marcas y tiendas que cuenten con diseños que tengan similitud con eso que ya (a)notamos que nos gusta. Siempre buscar teniendo en cuenta el presupuesto que manejamos pero no por eso limitar a nuestro ojo. Muchas veces eso que venden en locales y que está muy de moda, tiene características similares a diseños de otra época. Acá es donde podemos evaluar la siguiente opción:

-Los muebles usados pueden ser dos: vintage o contemporáneos. Siempre hay dando vueltas mobiliario y objetos actuales con poco uso. Pero por otro lado, los muebles vintage tienen su encanto. La magia no está solo en su historia, también en la belleza de sus detalles y sus materiales nobles y resistentes. Muchas veces van a necesitar un poco de amor ¡pero su potencial suele ser único!

-Lo heredado me encanta, no solo por ser vintage sino porque trae consigo otro valor. La deco sentimental es de las más lindas. Tener en casa eso que nos recuerda a alguien tiene su magia. Aporta cierto aroma a hogar por sus formas antiguas pero por el sentimiento que traen consigo.

Muchas veces nos perdemos entre casas de revistas, escenografías perfectas, casas de famosos o estilos de moda, cuando en realidad hay que nutrirnos de eso que vemos y aprender a mirar un poquito más fino. Aunque el todo parezca inalcanzable, si miramos en detalle seguro haya algo que llame nuestra atención y que podamos replicar. 

Pensemos en nuestras posibilidades, lo que podemos hacer para llegar a eso que queremos. No busquemos renovar o amueblar toda la casa, cada ambiente, cada rincón en tiempo record. Elijamos y vayamos paso a paso. Relajemos un poco y vivamos nuestros hogares como mejor nos haga sentir.

Podemos tener lindas nuestras casas y no morir en el intento.

¡Espero que les sirva y tengan una mejor idea a la hora de comenzar a sumar amor a sus hogares! 🙂

Sofi.-

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